Desde el cierre de la frontera el 19 de agosto en el 2015 se ha evidenciado un notorio aumento en el fenómeno migratorio, la historia en los 2.219 kilómetros de frontera entre Colombia y Venezuela se partió en dos y cambió drásticamente la forma de vida de cientos de familias residentes en ambos países. Durante estos 6 años y a causa de la difícil situación política, social y económico que afronta el país vecino millones de venezolanos y colombianos residentes en este país han salido para buscar mejores oportunidades. Según información de la Organización de las Naciones Unidas a lo largo de este cierre alrededor de 5 millones de venezolanos han salido de su país, siendo los principales receptores Colombia con un 34% de la migración total venezolana, Ecuador, Perú y Chile.
A 31 de enero de 2021 la capital Bogotana había recibido el 19,5% de esta población, alrededor de 340.711 migrantes venezolanos, seguido a este se encuentra el departamento Norte de Santander con 187.121 (10,7%) y Atlántico con 162.396 (9,3%), el Gobierno nacional y local ha tenido que volcar sus estrategias para poder cubrir en gran medida las necesidades básicas de estas personas, por lo cual se ha emitido diferentes proyectos de ley y decretos que permiten proteger y brindar una mínima calidad de vida, el último estatuto emitido es el temporal de protección para migrantes venezolanos que les permite trabajar formalmente y quienes se acojan a la medida tendrán un lapso de 10 años para adquirir una visa de residentes.
Norte de Santander es uno de los departamentos que mayor impacto ha tenido con el cierre de la frontera, si bien muchos empresarios de la región perdieron sus negocios, otros encontraron una oportunidad para sobresalir diversificando sus canales de comunicación, buscando nuevos proveedores y clientes y por ende dejando a un lado la dependencia con Venezuela pues durante mucho tiempo la economía de Cúcuta y su área metropolitana dependía exclusivamente del comercio que se tenía con Venezuela y debido a esto la ciudad no logró la industrialización requerida para generar un crecimiento continuo con valor agregado, las líneas de negocio y el tipo de empresas que se creaban se enfocaba en satisfacer las necesidades del país vecinos y el intercambio comercial ilegal permitió el aumento de las cifras de informalidad en la ciudad la cual en la actualidad ocupa la primer posición en el ranking nacional (69,1%).
A pesar de que las experiencias que se tiene en el mundo con relación a la migración a gran escala evidencien que a corto plazo tiene un impacto negativo, el buen manejo de esta puede generar crecimiento en el mediano y largo plazo y esto puede ser lo que ocurra en el departamento en los próximos años. El número de inversionistas extranjeros ha aumentado, principalmente los de nacionalidad venezolana lo que puede ser beneficioso para la generación de empleo, a agosto 2021 según información del registro público de la Cámara de Comercio de Cúcuta, se encuentran activas 973 personas naturales y 532 personas jurídicas con uno o más socios venezolanos, estos últimos se han beneficiado por el decreto Zona Económica Social Especial (ZESE) con descuentos del 0% sobre el impuesto de la renta durante los primeros cinco años y del 50% de la tarifa general durante los 5 años siguientes siendo una importante razón para seguir invirtiendo en la región.

Han sido 6 años de altos y bajos especialmente para el sector empresarial del departamento, que sin lugar a duda se ha reinventado convirtiendo esta coyuntura en un proceso de adaptación y superación, sin dejar a un lado la empatía que se ha tenido hacia esta población migrante que ha dejado todo en su país buscando un mejor futuro para su familia. Los retos son muy grandes, pero la pujanza de los empresarios cucuteños es aún mayor, incentivada por la creencia que para salir adelante es importante trabajar juntos como región.