El día de ayer vi de nuevo la película de la que vengo el día de hoy a hablarles, y es interesante cómo a pesar de ya haberla visto un par de veces no deja de impactarme. Genera una suerte de sentimientos encontrados que no sabría con certeza cómo nombrarlos: ¿tristeza? ¿desconcierto? ¿enojo? ¿compasión? ¿soledad?
Realmente, “Senderos de Gloria” (Paths of Glory de 1957) es una película que a pesar de ser de origen estadounidense se encuentra fuera de la corriente americana sobre lo que representa el estilo estadounidense en el cine (ya tan acostumbrados a la violencia desmedida y la locura de efectos que presentan las películas de superhéroes hoy por hoy). Una trama que se desarrolla en los años de la primera guerra mundial en el frente francés, por aquel ya hoy en día lejano año de 1916.
Un ataque del Ejército francés contra las posiciones alemanas resulta en una carnicería y en un fracaso absoluto (tipo de las acciones militares de aquellos años de guerra, al igual que en todas las guerras). Y como ocurre antes y como ocurre hoy, la culpa no recae en quienes planearon el ataque, ni en quienes orquestaron la guerra. La culpa recae a ojos públicos en tres soldados que sirven de chivo expiatorio, cuyo único crimen y culpa es ser elegidos al azar por sus superiores para finalmente enfrentarse a la pena de muerte por fusilamiento.
Dirigida por Stanley Kubrick y protagonizada por Kirk Douglas, está basada en la novela homónima de Humphrey Cobb, publicada en 1935. Y constituye un grito antibelicista.
Lo importante de esta historia no es la “acción militar” sino el sentir humano y la dura realidad que esta demuestra. Una película para ver y comprender, que estoy seguro, en estos tiempos de ciencia ficción en el cine puede entrar como un soplo de aire fresco.
Recomiendo en igual medida ver “1917”, película de guerra británica de 2019 que, aunque con el tratamiento moderno de aquellos años, da un despliegue inigualable de realidad y grandes planos que son un deleite a la vista, sin dejar de lado el contenido social y humano de aquella que fue llamada “La Gran Guerra que acabaría con todas las guerras”.
Sin más qué comentar, gracias por leer y que este mes de diciembre sea para todos un mes de alegría y tiempo con nuestros seres queridos.
Juan Esteban Ardila Gómez.
Estudiante de Derecho en la universidad Libre Cúcuta.
Cortesía http://www.elsantanderista.com