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El papel de Colombia en la recuperación económica de Venezuela

La relación entre Caracas y Bogotá está de vuelta. No se sabe hasta qué punto ni con qué efectos. Pero la intención de reconectar los dos países, incomunicados por 7 años, es evidente.

La expectativa es enorme. El rompimiento de relaciones diplomáticas y comerciales afectó a millones de colombianos y venezolanos que vivían en ambos lados de la frontera. Décadas de intercambio se convirtieron en una economía negra que pasaba por canales ilegales.

“Esta frontera no se puede volver a cerrar por diferencias políticas”, dice Carlos Luna, un líder empresarial en Cúcuta. “Acá se dividió a un pueblo y se volvió un pecado pensar que Venezuela estaba al lado nuestro. La afectación ha sido inmensa”.

En 2006, el intercambio comercial entre Colombia y Venezuela sumaba casi US$2.000 millones, según cifras oficiales. En 2008 se llegó a los US$5.000 millones. Ahora no supera los US$300 millones y la meta de la nueva relación, según el embajador colombiano Armando Benedetti, es llegar a los US$10.000 millones.

“Va a ser una relación distinta a la de antes”, dice Carlos Fernández, presidente de Fedecámaras, la principal asociación empresarial de Venezuela. “Porque la economía venezolana se redujo, el consumidor cambió, nuestra capacidad importadora es menor y ya no podemos exportar lo que antes nos distinguía, como acero, aluminio o petroquímicos”.

Si bien la economía venezolana se redujo en un 80% en una década, durante los últimos dos años ha habido un pequeño repunte de consumo, producción e importaciones debido a la dolarización y la flexibilización de controles estatales.

Colombia, entonces, puede impulsar ese repunte en plena normalización de relaciones. Y puede hacerlo, al menos en el mediano plazo.

Los principales afectados por el cierre fueron los comerciantes a ambos lados de estos de 2.200 kilómetros de frontera: cambistas, vendedores y compradores de alimentos y productos de limpieza, proveedores de materiales de construcción y un largo etcétera de pequeños negocios.

Pero la reapertura puede tener efecto más allá de la zona fronteriza: “Si partimos de una relación complementaria, en Venezuela hay un auge de productos que se empezaron a producir durante la crisis, parte de una economía de la subsistencia, que ya pueden desarrollar cierta capacidad de exportación”, dice Fernández, de Fedecámaras.

*Con información de Portafolio